
La pasada noche, y como primer sábado de marzo, tuvo lugar un acontecimiento del que se decía que iba a ser algo grande, y como bien dice el refrán: ‘el que avisa no es traidor’. Y así fue, la banda de Aranjuez reapareció en la sala El Veintiuno tras casi dos años dispuesta a conquistar el escenario y efectivamente salió victoriosa y entre aplausos.
Su puesta en escena fue muy potente y rompedora, con temas tan cargados de energía que cuando parecía que la canción había llegado a su punto álgido aun daba más de sí en un brutal alarde de destreza musical por parte del grupo. Víctor Cabezuelo mostró honestidad y calidez frente al micro entremezclada con melodías al teclado y enérgicos guitarreos. Julia Martín-Maestro a las baquetas hizo alarde de una maestría absoluta. Y en conjunto se pudo disfrutar de una banda en sintonía y expresiva.
Víctor Cabezuelo en todo momento quiso hacer partícipe al público tanto del agradecimiento que profesaban a la sala y en especial a Luis como de esa alegría de poder estar de nuevo aquí presentando su recién estrenada gira de su último disco Magnolia. Se les notaba cómodos, como en casa, algo cuanto menos extraño, El Veintiuno tiene ese don, del que muchos otros artistas también han sido participes.
Vinieron a presentar su cuarto disco, del que Víctor, el cantante, en nombre del grupo definió como un alegato en defensa del arte, el amor y la naturaleza. No podríamos estar más de acuerdo. El público se entregó perfectamente a este manifiesto musical de casi una hora y media en una noche donde convencieron y por descontado ganaron muchos más adeptos. Un dream pop de sonidos lisérgicos, con guiños setenteros pero actuales, o como lo queráis llamar, pero eso sí contenidos en un repertorio honesto, de gran viveza y con una tremenda puesta en escena donde se fueron sucediendo canciones tanto del nuevo álbum como alguna que otra canción de su anterior disco Nueve. Desencadenaron una velada enérgica, de melenas rizadas en las primeras filas moviéndose con frenesí y toda una sala muy atenta y sumergida al son de la música.
Se les augura una gira de lo más fructífera y desde aquí les mandamos toda la suerte del mundo. Seguid compañeros conquistando escenarios. Aguardaremos con ilusión vuestra próxima visita para que nos contéis todos esos triunfos cosechados en vuestra nueva gira.
¡Larga vida a Rufus T.Firefly y larga vida al arte, el amor y la naturaleza!
Texto. Lorena GB
Imagen. Marina Gil
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