El trío barcelonés Mujeres puso patas arriba la Sala El Veintiuno
De trío en trío y tiro porque me toca. La noche del sábado fue la noche de los tríos en la capital oscense. Y es que, después de haber visto en acción al trío madrileño Gilipojazz en la Sala Genius, tocaba hacer lo propio con el trío barcelonés Mujeres en El Veintiuno.
Si la memoria no falla. ésta era la sexta vez ya que este grupo, en el que paradójicamente no milita ninguna mujer, actuaba en Huesca. La primera, en el año 2010, cuando acababan de publicar su primer disco homónimo, fue en un abarrotado Centro Cultural del Matadero en el marco de la edición «Nuevo» del festival Periferias. Después estuvieron en la Sala Genius y ésta era ya la cuarta vez que pisaban el escenario de El Veintiuno. Y al igual que les ha sucedido a Gilipojazz, también Mujeres ha ido agrandando su número de seguidores, y en esta ocasión la sala estaba también prácticamente llena.
Una vez más, Mujeres, el trío que forman Pol Rodellar (bajo), Yago Alcover (guitarra y voz) y Arnau Sanz (batería) -que sustituye al cheso Martín Gutiérrez- volvieron a hacer gala de su espíritu gamberro y abrasivo, ondeando la bandera de una música que es perfecta para eliminar toxinas. Y es que casi desde el inicio de su actuación se desató un pogo que no cesó hasta el final, poniendo la sala patas arriba.
Se podría decir que existen tres corrientes dentro del punk la político-reivindicativa, la nihilista y la hedonista. No hace falta decir que Mujeres pertenecen a esta última. El suyo es, en todo caso, un punk que flirtea con el indie rock, situándose en cierta forma como el eslabón que enlaza a Siniestro Total y Los Enemigos con Carolina Durante y la nueva hornada de grupos de Sonido Muchacho.
Está claro que los tres componentes del grupo son cada vez mejores músicos, y el sábado sonaron como un cañón. El eje principal de su actuación fue el material de sus dos últimos discos, Siento muerte y Desde flores y entrañas. Precisamente, comenzaron con Las victorias y derrotas, el tema que abre su último trabajo.
A partir de allí. fueron alternando indie rock, punk-pop y punk rock con temas como Vete con él, Dije fácil (con un aroma muy Ramones) o Besos (con un cierto toque surf rock). No tardó en caer Rock y amistad, la canción que han grabado junto a sus compañeros de sello (Sonido Muchacho), Carolina Durante. Y al sonido más poppie de Diciendo que me quieres le siguió Si piensas en mí y ese cañonazo que es Tú y yo. Por su parte, Un gesto brillante recuerda poderosamente el Ataque preventivo de la URSS de Polanski y el Ardor.
Y tras ese gran hit que es Un sentimiento importante, llegó uno de los momentos álgidos de la noche: la interpretación del oscuro Siento muerte, un tema que se sitúa entre el punkabillly y la psicodelia.
Para entonces, Mujeres ya era ese grupo plenamente reconocible que todo el mundo espera. Porque no es un concierto de Mujeres si sus componentes no acaban sudando a chorro. Y aún faltaba mucha tralla y mucho pogo por delante: Algo memorable, Todo bien, No puedo más o Cae la noche. Invitaron al encargado del merchandising a subir a tocar el teclado con ellos para Al final abrazos, el tema que han grabado junto a Cariño y que evoca candorosamente a la Velvet más relajada.
Y el final llegó con Aquellos ojos y con Romance romántico, al que unieron en forma de coda Un sentimiento importante de nuevo. El bis lo hicieron sin salir del escenario, Interpretando en primer lugar dos peticiones del público: su versión de No volveré de Kokoschca (que pareció más que nunca un remedo del Ça plan pour moi de Plastic Bertrand y que contó con un gran solo de guitarra de Yago) y Salvaje. Y, para rematar la faena, una arrolladora versión del Demolición de los peruanos Los Saicos.
Tras desgañitarse cantando las canciones y bailar el pogo de forma furibunda, el público acabó casi tan agotado (pero contento) como los miembros de Mujeres, que se fueron con el sabor del triunfo.
Antes del trío barcelonés habla ocupado el escenario de El Veintiuno el grupo zaragozano Pensamiento Único, que se debate entre el post-punk, el indie y el pop urbano, echando mano del autotune en la mayoría de sus temas. El grupo. que parece tender un puente entre los Fresones Rebeldes y Depresión Sonora, ofreció un repertorio en el que combinó temas de su primer EP, «Estudio para Una estrella más’. como La muerte o ese Una semana más con madera de hit (y que evoco el sonido Madchester), con canciones nuevas como Corres o Teresa, que definieron como un canto a la libertad y con la que cerraron su actuación. Habrá que seguirles la pista.
Texto: Luis Lles
Fuente: Diario del AltoAragón