Himnos entre dos generaciones

Iván Ferreiro protagonizó una de las actuaciones estelares del 13º aniversario de El Veintiuno

La fuerza de la voluntad consigue cosas increíbles. Luis Costa, alma mater de El Veintiuno, se había propuesto que Iván Ferreiro, uno de los grandes popes del indie nacional, tocara en su sala como telonero de Querido, el grupo de Andrés Ferreiro, su hijo. Pues bien, al final Luis consiguió que fuera el propio Iván Ferreiro quien viniera a actuar (en lugar de su hijo Andrés) para celebrar el 13º aniversario de El Veintiuno, donde ya actuó este artista vigués en el año 2012, celebrando entonces precisamente el primer aniversario de la sala oscense con dos actuaciones consecutivas.

En aquella ocasión vino solo, acompañado solamente por su teclado. Este sábado vino con su teclado también, pero esta vez estuvo respaldado además por dos guitarristas: su hermano Amaro y Sergio M. Puga, que vistieron sus canciones con una mayor musicalidad.

Ivan Ferreiro

Cuando se habla de Iván Ferreiro, al igual que cuando se habla de Los Planetas, se suele recurrir al término «himnos generacionales» para describir sus canciones. Y sí, en cierta forma lo son, en el sentido de que apelan al sentimiento de pertenencia a una generación.

Aunque en el caso de Iván Ferreiro se podría afirmar que su música navega entre dos aguas: la generación X (a la que él mismo pertenece) y la generación Y (también llamada millenial), a la que pertenece gran parte de su público. Dos generaciones unidas por conceptos como la melancolía, el descontento y la emotividad. Algo que tiene su reflejo perfecto en las letras y en la música de Ferreiro, quien, por otro lado, posee una de las voces más reconocibles del panorama indie español y que, al menos en opinión de este cronista, tiene un parecido considerable con la de Richard Butler, el cantante de los Psychedelic Furs, más por la entonación que por el tono.

Ante una sala abarrotada con todas las entradas agotadas con muchos días de antelación, el gallego presentaba en Huesca su más reciente disco, Trinchera Pop, editado este mismo año 2023. Y, precisamente, comenzó con una de las canciones de este nuevo trabajo, Canciones para no escapar. Después enlazó Jet lag con Tristeza, dirigiéndose al público para decir que llevaba mucho tiempo tocando con banda completa, pero que era un placer tocar así, en un formato íntimo de trío, ante un aforo reducido… aunque hay que reseñar que una parte considerable del público no dejó de hablar durante toda la actuación. Afortunadamente, cuando interpretó Dejar Madrid las voces disonantes parecieron enmudecer porque el público de las primeras filas comenzó a cantar a coro y a pleno pulmón la letra de la canción. Después llegó M, el primer tema que tocó del repertorio de Los Piratas, su grupo anterior.

Ivan Ferreiro

Siguieron Extrema pobreza (con sus armonías beatlerianas), la sutil onda spacey de Una inquietud persigue mi alma -que presentó como una canción del espacio exterior- y El equilibrio es imposible, uno de los puntos álgidos de la noche, con todo el mundo grabando con sus móviles y coreando el tema en modo karaoke, algo que se repetiría después a lo largo de casi toda la actuación. Volvió más tarde a su último disco con la interpretación de Pinball, otro tema con madera de himno. El entusiasmo de la gente continuó con el toque onírico de El dormilón, El pensamiento circular y El viaje de Chihiro, que contó con un arreglo ligeramente jazzy y con el que rinde tributo al inmenso talento del japonés Hayao Miyazaki, del Studio Ghibli.

Tras felicitar a la sala El Veintiuno por su aniversario, y particularmente a Luis Costa —a quien calificó de héroe por seguir manteniendo su fe en la música en vivo-, continuó con los aires de ranchera indie de S.P.N.B. y con otro de los temas nuevos, En el alambre, que tiene hechuras de nuevo himno generacional tal como se trasluce en su letra: «si las piezas no conectan/ y el mundo es una mierda/ ¿cómo te las vas a arreglar?».

Y ya en la recta final, lanzó toda su artillería sonora a un público absolutamente entregado. Para empezar, dos canciones de Los Piratas: Promesas que 00 valen nada (empalmada, como suele hacer, con Insurrección de El Último de la Fila, que paradójicamente fue el tema más coreado de la noche) y ese absoluto himno generacional que es Años 80, auténtico epítome del indie español.

Ivan Ferreiro

Hizo después un intento de despedirse con otro de sus grandes hits, Turnedo, otro tema emblemático. Pero ante el entusiasmo del público, ofreció una propina en la que interpretó En las trincheras de la cultura Pop, un tema muy original que utiliza como base La primavera de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, un poco a la manera en que The Verve utilizaron un sampleo de la versión orquestal de The last time de los Rolling Stones para su celebrado Bíttersweet Symphony.

Y así se cerraba un nuevo hito en la trayectoria de El Veintiuno.

Texto: Luis Lles

Fuente: Diario del AltoAragón

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