Energía y tesón

Flores & McEwen reivindicó la vigencia del rock en la sala oscense El Veintiuno

La del viernes fue la noche de rock oscense. Porque, tras la anfetamínica actuación de PerVersónicas en la Sala Edén, el escenario de El Veintiuno acogía a otro grupo oscense, Flores & McEwen, que desde su creación hace cuatro años ha enarbolado la bandera del rock con energía y tesón. Y al igual que en el caso de PerVersónicas, también fueron recompensados con un lleno en la sala.

El grupo lo componen en la actualidad el cantante de voz poderosa Simón Sampietro, el versátil guitarrista Emilio Bernad y la potente sección rítmica que forman el bajista Jorge Barrantes y el batería Alberto Escar.

Cronica Flores & McEwen

El público se volcó en la banda desde la primera canción, que no fue otra que la que da título a su segundo, y por el momento último disco, que presentaron al completo: Fuera del carril. Una andanada de puro rock a la que siguieron dos de sus temas más deudores de los clásicos riffs de los Rolling Stones: Vendedores de humo (de su disco anterior) y ese Mi refugio que podría ser definido como su particular Start me up.

Siguieron después con el rhythm & blues de Deja que la toque yo (que corresponde a su más reciente videoclip) y con el rock americano de El momento ha de llegar, el tema que daba título a su primer disco y que posee un cierto aire de rock sureño a lo Allman Brothers.

Y mientras Vas a ser mi apuesta es una de sus canciones más cercanas al pop, Réquiem por una vida recuerda a los Héroes del Silencio en su etapa más hard rock.

Por otro lado, al aliento blues de Pasan los días templados le siguió otro de sus temas más pop, Promesa, que el bajista Jorge Barrantes introdujo y cerró con un toque de teclado en vena romántica.

Por su parte, Vieja carretera tiene un sonido más cercano al garage rock, que recordó a otro grupo oscense, los Mestizos, aunque con un tono más heavy en la voz.

Y tras el ligero aroma de blues de Marioneta, llegó una de las sorpresas de la noche con su brillante interpretación del Come together de los Beatles, que, por cierto, vuelven a estar ahora en el candelero gracias a la inesperada resurrección vía LA que ha supuesto su nuevo tema Now and then.

Siguieron después con el pop-rock de Enamorada, el toque soul de Te has vendido mal y el estreno de un tema nuevo, Mister Tristeza, que previsiblemente incluirán en su tercer álbum.

Se despidieron con los ecos sixties de Sé que sería para ti y con una trepidante versión de Fortunate son de Creedence Clearwater Revival, que Simón aprovechó para presentar a los miembros del grupo de forma muy original, cantando sus nombres.

Pero por supuesto hubo propina, que arrancó con Camino a la gloria, siguió con una fogosa versión del Roadhouse Blues de los Doors, el hard rock de No es tan sencillo y, como despedida final, un animoso Johnny B. Goode del gran Chuck Berry.

Para refrendar su inequívoca adhesión al rock, al final por los altavoces sonaba el Paint it black de los Rolling Stones, de la misma forma que antes de salir al escenario había sonado el Kashmir de Led Zeppelin.

El rock sigue ejerciendo su poder de seducción.

Texto: Luis Lles

Fuente: Diario del AltoAragón

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